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El suelo pélvico.

Buenos días a todos!!

En el anterior post os hablaba de los cuidados de belleza. Pero hoy os quiero hablar de otro tipo de cuidados que son casi más importantes: los que nos ayudan a estar bien desde el interior. Cada vez somos más conscientes de que tenemos una parte en nuestro cuerpo, hasta ahora desconocida, que debemos cuidar siempre y sobre todo antes y después de un embarazo: el suelo pélvico.

Hace poco asistí a un encuentro que organizaba Madresfera,  donde se trataba de lo que ocurre con las relaciones de pareja después de tener un bebé: «Y ahora que somos una familia, ¿qué pasa con la pareja?»

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Como invitadas estuvieron  Marta Asensio fisioterapeuta, especialista en obstetricia, uroginecología, fisiosexología y coloproctología y la sexóloga Mamen Jiménez .

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En otro post, os escribiré sobre lo que nos contó Mamen acerca de lo que pasa en la pareja después de la llegada de un bebé, bueno más que sobre lo que pasa, ya que cada uno sabe lo que ocurre en su casa, sobre los cambios que sufrimos, que no son sólo los físicos, y qué podemos hacer para volver poco a poco a la normalidad.

Ahora como os decía, me voy a centrar en los cuidados del suelo pélvico. Cada vez estamos más familiarizados con éste término,  pero, ¿realmente hacemos algo, a parte de los famosos ejercicios Kegel, que por cierto solo ayudan con un 10% a la recuperación? El cuidado del suelo pélvico es importantísimo para todas las mujeres de cualquier edad y sobre todo después de un parto, para poder volver a estar como estábamos antes de dar a luz, tanto física como psiquícamente.

¿Qué es el suelo pélvico?

Es un conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior.  Su función es sostener los órganos pélvicos (vejiga y uretra, útero y vagina; y recto) en la posición adecuada porque de ello depende su normal funcionamiento.

Se cree que esta estructura tiene forma de hamaca pero esta idea es errónea, debemos más bien imaginarnos un “puente colgante”. En este puente imaginario tendríamos el hueso sacro en un extremo (donde finaliza la columna vertebral) y en el otro lado el pubis. Los “cables suspensorios”, que gracias a su tensión adecuada mantendrían el puente firme, serían principalmente los ligamentos de sostén.

 

Un suelo pélvico debilitado puede provocar incontinencia urinaria, prolapsos, disfunciones sexuales o dolor lumbar, ¡atenta a estos síntomas!

Estos unen las estructuras óseas con los órganos pélvicos, que se encontrarían colgando de este puente. Por último, el suelo del puente lo formaría un plano muscular (concretamente el músculo elevador del ano) y una lámina de tejido conjuntivo (es el tejido que en nuestro organismo proporciona sostén, donde encontramos fibras de colágeno ordenadas en paralelo, a modo de lámina; en el caso del suelo pélvico se llama fascia endopélvica).

(Fuente: Dra. Gema García Gálvez, Centradaenti)

Como nos contó Marta Asensio, estas son las pautas que deberíamos seguir:

Lo primero sería ir a una sesión para que nos evalúen cómo estamos. En esta sesión nos harán una serie de preguntas: si tenemos algún tipo de dolor, si hemos pasado por algún embarazo, qué tipo de parto hemos tenido…

A continuación nos harán una exploración, tanto externa, de la parte del abdómen, como interna y nos mandarán que hagamos una serie de movimientos como toser o apretar para evaluarnos.

Una vez exploradas, nos elaboran un tratamiento espcífico para cada una de nosotras o de nosotros, porque en esta charla supe que también los hombres tienen suelo pélvico, algo totalmente desconocido para mí…

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Y vosotras, ¿hacéis algo para el cuidado del suelo pélvico? ¿Alguna recomendación

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